Una filtración sugiere que las carteras que la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, está a punto de anunciar están diseñadas más para los intereses de países individuales en lugar de abordar la agenda europea más amplia, escribe Cristina Vanberghen.
La profesora Dra. Cristina Vanberghen es académica y comentarista política, actualmente reside en el Instituto Universitario Europeo (IUE) en Florencia y es una experta de alto nivel de la Comisión Europea.
Me encontré con una fuga de Euronoticias respecto a las carteras propuestas por la Comisión Europea, lo que me dejó con serias preocupaciones.
La imagen de Europa –su visión, su enfoque y su propósito– comienza con el diseño de estas carteras. En la filtración, casi parece que las carteras se adaptaron más a los intereses de los países individuales que a la agenda europea más amplia. Es una decepción ver, junto a la bandera de ciertas naciones, la etiqueta de “cartera débil”. No hay carteras intrínsecamente débiles, solo un liderazgo débil o una ejecución inadecuada.
Abordar la confusión y las lagunas en las políticas
Llama la atención la ausencia de una cartera que aborde la cuestión de la inmigración, probablemente uno de los desafíos más críticos que enfrenta Europa hoy en día. Aunque el documento menciona brevemente la vivienda social y las cuestiones sociales, no queda claro si estas están vinculadas a los desafíos de la inmigración.
La política de vivienda, por ejemplo, es una preocupación importante en toda Europa, pero no está claro si es competencia exclusiva de la UE o debería compartirse con los gobiernos nacionales. Una cartera dedicada a la inmigración, los asuntos multiculturales y la ciudadanía europea sería un activo sustancial para la Comisión Europea. Una cartera de este tipo podría trabajar en estrecha colaboración con diversas comunidades europeas para fomentar una mejor integración y la cohesión social.
Abordar el futuro de Europa
Más allá de la inmigración, es necesario incluir o desarrollar mejor otros ámbitos críticos. Por ejemplo, la educación de la juventud y la primera infancia europeas merecen una cartera específica.
De manera similar, una cartera de políticas de sostenibilidad demográfica y familiar podría ayudar a abordar uno de los problemas sociales más acuciantes de Europa: la disminución de las tasas de natalidad y el envejecimiento de la población. Unas políticas familiares sólidas, que incluyan el apoyo al equilibrio entre la vida laboral y personal, las licencias parentales y el cuidado de los niños, podrían revitalizar las perspectivas demográficas de Europa.
Salud y envejecimiento activo
La creación de una cartera de salud y envejecimiento activo es otra necesidad urgente. A medida que la población europea envejece, la Comisión debería asumir un papel proactivo para ayudar a los ciudadanos de mayor edad a mantener su calidad de vida mediante iniciativas sanitarias y políticas más amplias que fomenten el envejecimiento activo.
Alinear la agricultura con el desarrollo rural
Otro cambio necesario es la integración de la cartera de Agricultura con las preocupaciones más amplias del desarrollo rural. La agricultura no puede considerarse de forma aislada. Esta cartera debería abarcar ambos aspectos para garantizar el desarrollo integral de las zonas rurales de Europa.
Abrazando la revolución digital
Por último, es imposible ignorar el profundo impacto que la tecnología está teniendo en la economía europea. Una cartera dedicada a la inteligencia artificial y la economía digital permitiría a Europa adaptarse mejor a los rápidos avances de la IA y otras tecnologías digitales. Esta cartera podría centrarse en fomentar la innovación y, al mismo tiempo, abordar las cuestiones éticas en torno a la IA, garantizando así que Europa siga siendo competitiva a escala mundial.
Me preocupa también la denominación de estas carteras de la Comisión Europea, que combinan conceptos amplios.
- “Economía y recuperación pospandémica”. Si bien ambas están interconectadas, parece extraño que se siga haciendo hincapié en la pandemia, que podría parecer anticuada o una carga para muchos. Probablemente la recuperación pospandémica podría ser parte de una cartera llamada “Cohesión”.
- La ampliación de la UE y la recuperación de Ucrania: combina dos ideas importantes pero separadas: la ampliación de la UE (probablemente haciendo referencia a futuros miembros como los países de los Balcanes Occidentales y, potencialmente, Ucrania) y la recuperación de Ucrania tras la guerra. Ambas merecen atención, pero combinarlas en un mismo título podría hacer que el portafolio parezca demasiado amplio o desenfocado.
- Industria y autonomía estratégica – La combinación de “industria” y “autonomía estratégica” puede resultar confusa. Puede parecer extraño vincular directamente “industria” con un objetivo geopolítico como la autonomía, aunque en cierta medida están conectados. La autonomía estratégica es una palabra de moda en los recientes debates de la UE, especialmente en torno a la reducción de la dependencia de países no pertenecientes a la UE como China o Rusia. Al combinar “industria” con “autonomía estratégica”, la cartera señala un cambio hacia la política industrial, fortaleciendo la independencia global de la UE.
- Transición social, digital y ecológica: combina tres áreas: política social, transformación digital y transición ecológica (ambiental). Si bien las tres están interrelacionadas en términos generales, agruparlas en un solo nombre de cartera dificulta comprender su enfoque específico.
La UE suele trabajar de forma multidisciplinaria. Sin embargo, al agrupar diversos objetivos bajo un mismo título, se corre el riesgo de confundir la visión y enviar un mensaje contradictorio sobre las responsabilidades reales de cada Comisario.
En conclusión, las carteras que figuran en el documento filtrado parecen no estar a la altura de los verdaderos desafíos que afronta Europa hoy en día. Un conjunto de carteras más completo y cuidadosamente diseñado, que refleje las diversas cuestiones de Europa, serviría mejor a los objetivos de la Comisión Europea y mejoraría el bienestar de todos sus ciudadanos. Al priorizar la claridad, la competencia y las políticas orientadas al futuro, Europa puede fortalecer su posición y renovar su sentido de propósito en el escenario global.