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El presidente Emmanuel Macron se enfrenta a un gran desafío con respecto a su reforma emblemática de las pensiones durante su segundo mandato.
El presidente francés Emmanuel Macron reacciona mientras pronuncia su discurso durante la Mesa Redonda Nacional sobre Diplomacia en el Ministerio de Relaciones Exteriores en París el 16 de marzo de 2023. Imagen: Michel Euler/POOL/AFP
PARÍS (AP) — Los sindicatos franceses dijeron que las conversaciones de última hora con el primer ministro el miércoles no lograron aliviar las tensiones sobre una reforma de pensiones que genera divisiones y pidieron una participación récord en las manifestaciones de protesta del día siguiente.
El presidente Emmanuel Macron se enfrenta al mayor desafío de su segundo mandato por su reforma emblemática de las pensiones, que incluye aumentar la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años.
Los disturbios estallaron después de que la primera ministra Elisabeth Borne invocara el 16 de marzo una controvertida orden ejecutiva para aprobar el proyecto de ley en el parlamento sin votación a pesar de meses de protestas masivas en su contra.
Los sindicatos habían advertido antes de la reunión del miércoles con Borne que se irían si ella se negaba a discutir la posibilidad de volver a la edad mínima de jubilación de 64 años.
«Claramente es un fracaso cuando el primer ministro ni siquiera permite entrar en esa discusión», dijo Cyril Chabanier, hablando en nombre de los ocho principales sindicatos del país después de apenas una hora de conversaciones.
Fue la primera reunión de este tipo entre ambas partes desde que el gobierno presentó el controvertido proyecto de ley en enero.
«Le dijimos nuevamente a la primera ministra que el único resultado democrático podría ser la retirada del texto. La primera ministra respondió que deseaba mantener el texto, una decisión grave», agregó.
Los jefes sindicales pidieron a los franceses que salieran a las calles y hicieran una huelga masiva el jueves durante el undécimo día de acción nacional contra el proyecto de ley.
Sophie Binet, la nueva líder del sindicato CGT, llamó a más protestas y huelgas.
“Tenemos que seguir movilizándonos hasta el final, hasta que el gobierno entienda que no hay otra salida que retirar esta reforma”, dijo.
“No podemos pasar a nada más hasta que se derogue esta reforma”.
‘CRISIS DEMOCRÁTICA’
La protesta del jueves se produce antes de que el Consejo Constitucional del país dé su última palabra sobre los cambios en las pensiones el 14 de abril, el último paso antes de que se conviertan en ley.
«Estamos experimentando una grave crisis democrática», dijo Laurent Berger, líder del sindicato centrista CFDT.
«Hacemos un llamado a la sabiduría del consejo constitucional… Nuestra democracia necesita apaciguamiento, y este apaciguamiento sería para que el texto no se aplique», dijo.
Macron está de visita en China por el resto de la semana, donde un asistente negó que haya una «crisis democrática» en Francia a pesar del fracaso de la reunión.
«No se puede hablar de una crisis democrática cuando el proyecto de ley ha sido promulgado, explicado al público y el gobierno está asumiendo la responsabilidad», dijo el asistente, que pidió no ser identificado.
El gobierno ha argumentado que los cambios son necesarios para evitar que el sistema de pensiones caiga en déficit. En el resto de Europa, la mayoría de las personas se jubilan a finales de los sesenta debido al aumento de la esperanza de vida.
Los críticos dicen que la reforma de las pensiones es injusta para los trabajadores en trabajos difíciles que comienzan sus carreras temprano, así como para las mujeres que interrumpen su vida laboral para criar a sus hijos.
Las protestas desde enero han sido en gran parte pacíficas, pero las manifestaciones espontáneas desde el 16 de marzo han provocado enfrentamientos entre los manifestantes y la policía.
Los grupos de derechos han acusado a la policía de un uso desproporcionado de la fuerza en el manejo de los disturbios, pero el ministro del Interior ha dicho que las fuerzas de seguridad estaban respondiendo a los radicales de «extrema izquierda».
Un récord de más de 1,2 millones de personas marcharon contra la reforma en todo el país el 7 de marzo, según cifras oficiales, pero desde entonces el número ha disminuido en gran medida y la asistencia a la huelga ha disminuido en las últimas semanas.
