De los 704 representantes electos en el Parlamento Europeo, que provienen de 27 estados miembros, solo dos se atrevieron a alzar la voz contra las medidas de COVID y la privación de las libertades humanas fundamentales. Curiosamente, los dos de los 704 parlamentarios provienen del mismo país, donde la segunda dosis de la vacuna se encuentra en el nivel más bajo de Europa. De Croacia, escribe Ivan Vilibor SINČIĆ, eurodiputado.
Croacia es un país con solo un 35% de vacunados con la segunda dosis, y los miembros independientes del Parlamento Europeo Ivan Vilibor Sinčić y Mislav Kolakušić son los únicos eurodiputados en Europa que se atrevieron a alzar la voz en contra, podemos llamarlo libremente, el fascismo de la corona.
Es lamentable que no haya más representantes electos de los ciudadanos en toda Europa para representar la libertad y los derechos a la salud. No solo no hay estudios independientes sobre la eficacia de la vacuna y el impacto en la salud, sino que medidas como prohibir las reuniones, restringir el trabajo a restaurantes y bares, usar máscaras y pruebas innecesarias y poco confiables han fracasado por completo.
Estas medidas fascistas no son de ninguna manera las medidas de expertos que se preocupan por la salud humana, sino las medidas de los políticos que quieren privarnos de nuestra libertad, convertirnos en robots sin sentido que trabajan contra el sentido común, deshumanizarnos y enfermar a personas sanas, y por supuesto, ganar dinero con todo esto.
Lo que da esperanza es el hecho de que los ciudadanos de la República de Croacia hayan decidido dar la espalda a la propaganda farmacéutica y a los políticos fascistas y hayan decidido escuchar con la mente abierta lo que sus miembros del Parlamento Europeo Ivan Vilibor Sinčić y Mislav Kolakušić tiene que decir. Algunos países altamente vacunados que vacunaron a sus residentes con la tercera dosis tienen problemas importantes con nuevos casos positivos, mientras que Croacia, que tiene una tasa de vacunación baja, es actualmente uno de los países más seguros.
La única forma de terminar esta historia sobre Covid es abolir por completo las medidas fascistas, ganar inmunidad natural y seguir viviendo normalmente. No la nueva normalidad, sino la normalidad. Los medicamentos experimentales, como las vacunas actuales, no son la solución y no deben imponerse a los ciudadanos de ninguna manera. La libertad es un derecho fundamental en el que debemos basar todas las políticas, incluida la elección del tratamiento.
Hacemos un llamamiento a los otros 702 eurodiputados para que defiendan a sus votantes y rechacen el uso de la fuerza contra los ciudadanos, así como la destrucción de la salud psicológica de las personas y la devastación de la economía.