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Maria Kamati, enfermera del grupo de campaña Reproductive Justice Coalition en Windhoek, dijo a la AFP que el conocimiento limitado sobre anticonceptivos dejaba a muchas mujeres expuestas a embarazos no planificados.
WINDHOEK – Cuando Alejandra Angula descubrió que estaba embarazada, entró en pánico.
El embarazo no fue planeado y en Namibia la terminación es ilegal.
Consternada por la falta de opciones en su país de origen, Angula voló a la vecina Sudáfrica y reservó una clínica de aborto en Ciudad del Cabo.
«Tenía más miedo de tener un bebé y ser forzada a ser madre que del procedimiento», dijo la trabajadora de TI de 29 años, quien pidió que se cambiara su nombre a los efectos de este artículo.
«Dado lo desesperada que estaba… habría intentado cualquier otro medio» para abortar, dijo.
Otras mujeres de Namibia son menos afortunadas.
Al no poder pagar un boleto de avión, muchas viajan en autobús durante horas para cruzar la frontera y obtener un aborto legal. Los más desesperados corren el riesgo de peligrosas terminaciones clandestinas.
«Recibimos muchos casos de mujeres que viajan desde Namibia», dijo Blum Khan, directora de país de Marie Stopes International (MSI), una organización sin fines de lucro que administra clínicas de salud sexual y reproductiva en Sudáfrica.
Algunas llegan sufriendo «hemorragias u otros daños» después de abortos ilegales fallidos, dijo.
«Las mujeres están arriesgando sus vidas».
Maria Kamati, enfermera del grupo de campaña Reproductive Justice Coalition en Windhoek, dijo a la AFP que el conocimiento limitado sobre anticonceptivos dejaba a muchas mujeres expuestas a embarazos no planificados.
«Algunos de ellos van y tratan de hacer abortos por la puerta trasera», lo que lleva a problemas de salud o incluso a la muerte, dijo Kamati.
ESPERANZA DE REFORMA
A pesar de este sombrío telón de fondo, están surgiendo esperanzas de cambio.
En 2020, más de 63.000 personas, un número considerable en un país con una población de solo 2,6 millones, firmaron una petición que pedía una revisión de la prohibición del aborto.
Desde entonces, el gobierno ha celebrado audiencias públicas en todo el país, lo que ha permitido a los ciudadanos opinar sobre el debate.
La «moción en el parlamento fue (para) discutir, seamos abiertos al respecto, y las discusiones informarán cuál será la decisión correcta», dijo a la AFP Esther Muinjangue, viceministra de Salud.
Se presentará un informe al parlamento para su discusión, dijo.
El cronograma para el tan esperado documento, y los detalles de cualquier reforma, aún no están claros.
«Tengo la esperanza de que los legisladores tomen en cuenta los consejos médicos y la evidencia de abortos inseguros que ocurren de todos modos, y hagan que el aborto sea accesible para todos», dijo.
Según la legislación actual, los abortos en Namibia están permitidos solo en unos pocos casos, incluso cuando el embarazo es resultado de incesto o violación, o representa una amenaza para la vida de la madre.
La Ley de Aborto y Esterilización de 1975 es un vestigio de la era del apartheid en Sudáfrica, cuando Namibia estaba controlada por su vecino ahora democrático.
Sudáfrica finalmente adoptó regulaciones más liberales después del advenimiento de la democracia en la década de 1990, pero Namibia no lo hizo.
Las mujeres que no pueden abortar a menudo terminan abandonando a sus bebés en espacios privados o públicos.
Más de 234 recién nacidos no deseados quedaron así entre 2016 y 2022, según cifras policiales.
Alrededor de 50 aterrizaron en una «caja para bebés» instalada deliberadamente en 2018 por la Fundación Ruach Elohim en la ciudad costera de Swakopmund, según la organización sin fines de lucro.
El «abandono de bebés» estaba tan extendido que en 2019 el país aprobó una ley que establece que las mujeres que dejen a sus hijos de manera segura con la policía o en casas de seguridad designadas ya no serán procesadas.
CONSERVADURISMO VS CAMBIO
La discusión sobre el aborto se produce en el contexto de otros debates de reforma, incluida la legalización de las relaciones entre personas del mismo sexo y el matrimonio.
Las estrictas reglas de Namibia son una sorpresa en un país clasificado entre los 10 primeros del mundo en paridad de género en un índice del informe del Foro Económico Mundial de 2022, que ha logrado buenos niveles de participación femenina en la educación, la política y el trabajo.
Sin embargo, las opiniones socialmente conservadoras persisten en lo que es en gran parte una nación africana cristiana.
«Cada persona está diseñada por Dios para nacer», dijo a la AFP el pastor de Windhoek, James Wallace, al margen de una audiencia del comité parlamentario sobre el aborto.
Yvonne Lipenda, una joven que también asistió a la audiencia, tuvo una visión diferente: «Justicia reproductiva».
«Necesito poder tomar una decisión sobre mi cuerpo», dijo.
