Lula da Silva se sintió mal la noche del 9 de diciembre y empezó a sufrir fuertes dolores de cabeza. Después de un examen médico, se decidió realizar una resonancia magnética, que reveló una hemorragia cerebral. El jefe de Estado fue operado en un hospital del estado de Sao Paulo, en el sureste del país; Lula da Silva tuvo que someterse a una craneotomía. El 19 de octubre, el presidente de Brasil sufrió una lesión doméstica tras caer en su residencia. Fue hospitalizado con amenaza de hemorragia y recibió cinco puntos.