Muere excanciller cubano Ricardo Alarcón a los 84 años
El excanciller cubano y presidente de la Asamblea Nacional cubana, Ricardo Alarcón, falleció la noche del sábado en La Habana, anunció este domingo el presidente Miguel Díaz-Canel. Alarcón tenía 84 años. Era viudo y le sobreviven una hija y un nieto.
El jefe de Estado junto al actual canciller Bruno Rodríguez transmitieron la noticia en Twitter.
“Ha muerto anoche en La Habana Ricardo Alarcón de Quesada, gran patriota y brillante diplomático de la #RevoluciónCubana, cuya obra defendió con pasión y sólidos argumentos, enorgulleciendo a nuestro pueblo. Toda #Cuba siente su partida”, dijo Díaz-Canel.
Alarcón también presidió la Asamblea Nacional entre 1993 y 2013, cuando renunció por razones no reveladas ya que también fue destituido de la dirección del Partido Comunista de Cuba.
“A Ricardo Alarcón de Quesada, Maestro de los diplomáticos de nuestra generación, le guardaremos siempre profundo respeto, admiración e infinito cariño”, escribió en su cuenta de Twitter la vicecanciller Josefina Vidal. “Gracias por el privilegio y el honor de haber sido sus discípulos”, agregó.
Los hermanos Fidel y Raúl Castro confiaron en Alarcón durante décadas, especialmente cada vez que hubo algún tipo de diálogo con Estados Unidos, ya sea sobre inmigración u otros temas, incluso durante la batalla legal por el regreso del niño náufrago Elián González en 2000.
Alarcón no estuvo directamente involucrado en las últimas negociaciones que llevaron al deshielo de la isla con Washington en 2014 bajo el liderazgo de los presidentes Barack Obama y Raúl Castro, pues ya entonces se encontraba alejado de la vida pública activa.
Sin embargo, fue visiblemente responsable de una suerte de batalla judicial y política por la liberación de cinco agentes de la inteligencia cubanos detenidos en Florida en 1999 y sometidos a severas condenas, quienes regresaron a Cuba al calor del restablecimiento de relaciones diplomáticas en 2014.
Argumentó que estos hombres, considerados héroes en Cuba, solo estaban reuniendo información para prevenir ataques terroristas contra la isla que eventualmente fueron fraguados por grupos radicales de exiliados cubanos en Florida.
También fue el funcionario cubano más buscado por los canales de televisión de Estados Unidos en busca de una explicación de las políticas del gobierno comunista de la isla, ante el cual solía hacer gala de su fluidez en inglés y su astucia. No tenía miedo al debate, ni a las preguntas incómodas.
Incluso se mencionó a Alarcón como posible sucesor de Fidel Castro antes de que su hermano Raúl asumiera la dirección del país en 2008.
Durante la batalla legal por la custodia de Elián, Alarcón fue asesor personal del padre del niño. Durante el juicio, comparó a la comunidad de exiliados cubanos en Miami con una “república bananera” y un “Salvaje Oeste” donde ninguna ley podía llegar.
Con frecuencia describió el embargo estadounidense como “genocida” y pintó un panorama sombrío de cómo sería la nación caribeña si se hiciera realidad el plan promulgado por EE.UU. para lograr una “Cuba Libre”, un programa que se endureció bajo la presidencia de Donald Trump y se mantuvo sin cambios bajo Joseph Biden a pesar de sus promesas de campaña.
Los motivos del retiro de Alarcón nunca estuvieron claros, pero un año antes, en 2012, su mano derecha y secretario, Miguel Álvarez, fue detenido y acusado de espionaje en un caso de alto perfil.
Antes de convertirse en parlamentario, Alarcón se desempeñó como canciller y dos veces embajador de Cuba ante las Naciones Unidas: 1966-1978 y 1990-92. También fue vicepresidente de la Asamblea General de la ONU y presidente del consejo administrativo del Programa de Desarrollo de la ONU.
Nacido el 21 de mayo de 1937 en La Habana, Alarcón tenía un Ph.D. en filosofía y literatura. De joven fue un feroz opositor de la dictadura de Fulgencio Batista y participó del movimiento que lo derrocó.