El proyecto de ley de lenguaje sencillo fue redactado por la diputada de Nueva Zelanda Rachel Boyak en septiembre de 2021. Fue compilado sobre la base de la experiencia ya disponible en el mundo: una ley similar fue adoptada en los Estados Unidos en 2010. Como se formula en el proyecto de ley de Nueva Zelanda, el «lenguaje sencillo» es un lenguaje que es «comprensible para el público objetivo específico» y que es «claro, preciso y bien organizado».
El proyecto de ley, por extraño que parezca, provocó un feroz debate en el Parlamento durante las tres lecturas, y sus participantes en ambos lados citaron extensamente a Shakespeare, Chaucer y Wordsworth. Funcionarios de la oposición califican la situación de «descabellada» y el proyecto de ley propuesto como «el más estúpido de esta sesión» y argumentan que la implementación de la ley «costará millones de dólares» porque tendrá que nombrar un ejército de funcionarios que controlará lo que está escrito.
Según ellos, el problema de la disponibilidad y simplicidad del idioma en el país se ha vuelto tan agudo que una de las organizaciones benéficas ha establecido un premio anual de lenguaje sencillo. No obstante, los opositores a la ley amenazan con derogarla tan pronto como sus partidos lleguen al poder.
Entre los que dieron la mayoría de los votos a favor de la nueva ley se encontraban representantes del Partido Laborista, el Partido Verde de Aotearoa y el Partido Maorí. Los representantes del Partido Nacional de Nueva Zelanda votaron en contra.
Alena Miklashevskaya