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El presidente de Panamá ha rechazado como «mentiras» una declaración estadounidense de que el país centroamericano ha acordado permitir que los buques de guerra estadounidenses transiten el Canal de Panamá de forma gratuita, aumentando una batalla diplomática con la administración Trump.
El presidente José Raúl Mulino dijo el jueves que la relación bilateral con Washington no podía realizarse basándose en «mentiras y falsedades».
«Esto es intolerable, simplemente intolerable», dijo en una conferencia de prensa semanal.
Los comentarios de Mulino se produjeron un día después de que el Departamento de Estado de los Estados Unidos dijera que el gobierno de Panamá había acordado dejar de cobrar tarifas por los buques del gobierno de los Estados Unidos que pasaban por la vía fluvial estratégica, que conecta el Pacífico y el Caribe.
«Esto ahorra al gobierno de EE. UU. Millones de dólares al año», dijo el departamento en una publicación sobre X. El uso del canal de la Marina de los EE. UU. Es poco frecuente, con aproximadamente 40 embarcaciones que transitan anualmente.
Los portaaviones son demasiado grandes para pasar, mientras que la gran mayoría del tráfico del canal es el envío comercial.
«¿Por qué están haciendo una declaración institucional importante de la entidad que gobierna la política exterior de los Estados Unidos, bajo el Presidente de los Estados Unidos, en función de una falsedad?» Mulino preguntó el jueves.
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha amenazado con «recuperar» el canal, que fue construido por los ingenieros estadounidenses y fue dirigido por los Estados Unidos desde su apertura en 1914 hasta que un tratado en 1977 acordó una entrega por alto a Panamá, completada en 1999.
Las quejas de Trump se han centrado en lo que él dice que es una mayor influencia china sobre la vía fluvial y las tarifas más altas cobradas a los barcos ya que una sequía importante en 2023 afectó el tráfico.
Mulino, un conservador pro-US, respondió inicialmente insistiendo en que el canal estaba y permanecería bajo control panameño. Pero en respuesta a la presión de los Estados Unidos, el gobierno ha comenzado a auditar contratos de terminales en cada extremo del canal en poder de Hutchison Ports, una subsidiaria del conglomerado CK Holdings con sede en Hong Kong.
Panamá también ha intensificado significativamente la patrulla y la esgrima de la brecha de Darién, un tramo de 60 millas de la jungla una vez impenetrable que se había convertido en una ruta importante para los migrantes que cruzan ilegalmente en el camino para tratar de ingresar a los Estados Unidos, otro enfoque para Trump.
Bajo el Tratado de 1977 que entregó el canal y un tramo de tierra circundante a ambos lados de Panamá, la vía fluvial debe ejecutarse de una manera neutral y abierta, tratando a todos los países por igual. Trump ha denunciado durante mucho tiempo el tratado, alcanzado por el entonces presidente Jimmy Carter, como un mal trato para los Estados Unidos, y quiere retomar el control.
El secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio, visitó Panamá el fin de semana pasado y advirtió a Mulino que Trump había determinado que China representaba una amenaza para el canal y había violado el tratado de neutralidad.
El canal es operado y sus tarifas establecidas por la Autoridad del Canal de Panamá nominada al gobierno, que dijo el miércoles que no había hecho ningún ajuste a sus precios.