PyE
La política de ayuda debería estar más claramente vinculada a la política migratoria para alentar a las personas que quieren venir a Suecia a quedarse en sus propios países, anunciaron el jueves el gobierno sueco y su socio de extrema derecha, los Demócratas Suecos (ECR).
Suecia debería determinar su propia política de ayuda y migración. El Ministro de Cooperación al Desarrollo y Comercio Exterior, Benjamin Dousa (Moderados, PPE), y el portavoz de Migración de los Demócratas Suecos, Ludvig Aspling, hablaron el jueves en una conferencia de prensa.
«A través de la ayuda al desarrollo, aumentaremos la asistencia en los países vecinos (de la UE), lo que a largo plazo debería reducir la migración irregular a Suecia y la UE», dijo Dousa.
El gobierno y los Demócratas Suecos han decidido desarrollar una nueva estrategia de política de ayuda, con un presupuesto total de 3.000 millones de coronas suecas (255 millones de euros) para el período 2024-2028.
Aspling, del SD, destacó que la nueva estrategia servirá a los intereses suecos y contrarrestará los efectos negativos de la migración irregular y el desplazamiento forzado, ya que la migración irregular abre la puerta al tráfico y la trata de personas.
«Cuando las personas que carecen del derecho legal a permanecer en un país no lo tienen, la confianza en los sistemas de migración y asilo se ve socavada, y las sociedades en la sombra corren el riesgo de extenderse», afirmó.
La nueva estrategia presentada por el gobierno sueco será implementada por la Agencia Sueca de Cooperación para el Desarrollo Internacional (Sida), una agencia gubernamental dentro del Ministerio de Asuntos Exteriores sueco responsable de organizar la mayor parte de la asistencia oficial para el desarrollo de Suecia a los países en desarrollo.
Los 255 millones de euros también se utilizarán para mejorar la gestión de fronteras para garantizar que los solicitantes de asilo que no tienen derecho a protección sean devueltos a sus países de origen.
También puede incluir condicionar parte de la ayuda para presionar a los países para que acepten a sus ciudadanos que van a ser deportados de Suecia o financiar programas de reintegración, centros de retorno y fortalecer la capacidad de gestión de la migración y el asilo en terceros países.
(Charles Szumski | Euractiv.com)
