Poder judicial de Bolivia bajo la lupa tras muerte de líder indígena encarcelado
Human Rights Watch ha descrito a Bolivia como uno de los ejemplos más flagrantes de falta de independencia judicial tras la muerte en la cárcel de Marco Antonio Aramayo, exadministrador de un fondo nacional indígena.
Aramayo falleció el martes por la mañana después de dos paros cardíacos. Llevaba siete años recluido en el penal de San Pedro. Aunque sufría de presión arterial alta, fue trasladado de una ciudad a otra para asistir a las audiencias de los 256 casos en los que fue juzgado por peculado. En los últimos meses se contagió tres veces de Covid-19.
“Bolivia es uno de los ejemplos más flagrantes de la falta de independencia judicial en la región”, escribió en su cuenta de Twitter Tamara Taraciuk, directora para las Américas de HRW, citando la ausencia de un debido proceso contra Aramayo.
Taraciuk se hizo eco de una publicación de su colega César Muñoz, quien el martes dijo estar apenado por la muerte de Aramayo. Muñoz mencionó “graves denuncias de violación al debido proceso e inadecuada atención médica en prisión. Pero, ¿quién los va a investigar? Una vez más se evidencian los estragos de la falta de un sistema de justicia independiente”.
Aramayo, de origen indígena, era el único sospechoso investigado en tan gran número de casos, aunque no firmó ni autorizó los contratos de las supuestas fechorías. Sin embargo, fue detenido y hostigado, mientras que los miembros de la junta directiva del Fondo Indígena no fueron imputados, y la presidenta Nemesia Achacollo solo figura en uno de los casos.
El millonario desfalco del Fondo Indígena (Fondioc) estuvo a punto de caer en el olvido cuando Aramayo falleció en el Hospital Municipal de Cotahuma, en La Paz, a donde llegó el fin de semana en estado crítico y tras sufrir una falla “multiorgánica” por alta presión arterial, según informe médico. Tenía 54 años.
Llevaba 7 años cuando los delitos por los que fue investigado conllevaban una pena máxima de hasta 5 años de cárcel.
“Ha habido poco más de 256 casos durante siete años en los que nunca se encontró la verdad y esa historia se ha disipado”, dijo el abogado de Aramayo, Héctor Castellón.
Agregó que el escándalo del Fondo Indígena es cosa del pasado para la mayoría de los bolivianos, “cuando en realidad esa estafa ha sido una de las más grandes jamás perpetradas” en el país.
El caso de 2015 fue uno de los mayores escándalos de corrupción en la administración de Evo Morales, con grandes sumas de dinero desviadas a unas 1.100 cuentas privadas de líderes sociales y sindicales del gobernante Movimiento Al Socialismo (MAS), algunos de los cuales ocupan cargos públicos para este día, como Felipa Huanca de la Federación de Mujeres Bartolina Sisa, quien estuvo en la junta directiva de Fondioc y desde 2021, luego de graduarse como socióloga, dirige el consulado de Bolivia en Puno, Perú.
El exdiputado de la Unidad Demócrata (UD) Rafael ‘Tata’ Quispe interpuso una denuncia penal contra Huanca. Quispe fue condenado a dos años de prisión por hostigamiento político contra Huanca.
“Arremetieron contra Aramayo hasta su muerte. Fue el principal testigo del caso. Han pasado siete años de impunidad y no hay juicio contra los defraudadores y hay responsables. Esas son las consecuencias de haber dicho que la principal acusada era Nemesia Achacollo”, quien fuera ministra de Desarrollo Rural, dijo Quispe.
También afirmó que la estrategia de la administración de Morales fue “retrasar el caso hasta que todos lo olviden”.
Las investigaciones en 2018 incluyeron al entonces ministro de Economía y actual presidente Luis Arce Catacora y otros miembros del gabinete, pero no arrojaron resultados.
El Fondo Indígena fue creado a partir de la Ley de Hidrocarburos para financiar proyectos de desarrollo productivo en comunidades indígenas y campesinas, a partir de los recursos generados con la renta petrolera.
Aramayo había solicitado la intervención de la Contraloría General del Estado en 157 proyectos en los que se habían detectado irregularidades.
Nemesia Achacollo está bajo arresto domiciliario desde 2017, pero ha sido vista en mítines políticos del MAS.
“Los jueces que avalaron todos estos procesos siguen a la espera de que la Fiscalía presente una acusación formal”, explicó Quispe.
“En este asunto hay mucho que investigar por parte del Consejo de la Judicatura y la Fiscalía por retardo de justicia. Es lacerante que una persona pueda estar siete años en prisión preventiva sin sentencia ejecutoriada, peor aún que no haya podido tener las condiciones de defensa para tener o ejercer la libertad con arresto domiciliario”, admitió esta semana el viceministro de Justicia, César Siles.
La exdirectora de Fondioc, Elvira Parra, sigue en la cárcel, mientras que varios líderes disidentes del MAS que también fueron procesados continúan en libertad.