La frontera polaco-bielorrusa se ha visto sometida a una presión cada vez mayor en las últimas semanas y la situación se está volviendo cada vez más grave, afirmó el jueves el ministro de Defensa, Władysław Kosiniak-Kamysz (PSL, PPE).
Desde mediados de 2021, Polonia ha experimentado un aumento anual en el número de personas de África y Oriente Medio que intentan cruzar la frontera con Bielorrusia para solicitar asilo, y las cifras alcanzaron su punto máximo este año.
“La situación es grave. La presión en la frontera ha aumentado en las últimas semanas. Después de julio y agosto, que fueron meses relativamente tranquilos, septiembre aumentó el número de cruces fronterizos ilegales”, afirmó Kosiniak-Kamysz durante una visita a la región oriental de Podlasie el jueves.
Añadió que en lo que va de septiembre se han registrado más de 2.500 cruces fronterizos irregulares y más de 26.000 en los últimos nueve meses, tantos como en todo 2023. También señaló a los traficantes de personas que muestran a los migrantes la ubicación de los pasos fronterizos y transportistas que se encuentran detenidos.
“Vamos a luchar [human snuggling] sin piedad. Es una violación de la ley y una amenaza a la seguridad de Polonia”, anunció Kosiniak-Kamysz.
Varsovia cree que Bielorrusia, posiblemente en connivencia con Moscú, está orquestando los cruces fronterizos empujando a los solicitantes de asilo hacia la frontera.
El actual gobierno de Polonia, encabezado por Donald Tusk (PO, PPE), que llegó al poder después de las elecciones parlamentarias del año pasado, ha acusado durante mucho tiempo al anterior gabinete conservador del PiS (ECR) de trato inhumano a los solicitantes de asilo, incluidas devoluciones ilegales.
Las organizaciones de derechos humanos que proporcionan a los migrantes alimentos, agua, ropa y suministros médicos se han quejado del acceso restringido a la frontera y de detenciones frecuentes por parte de la policía y los guardias fronterizos.
Sin embargo, desde que llegó al poder, el gobierno de Tusk ha endurecido su postura sobre la inmigración.
En julio, Tusk anunció la creación de una zona fronteriza especial para combatir mejor el tráfico de personas y facilitar el trabajo de los guardias fronterizos y otros servicios.
“El deber del Estado es proteger y defender la frontera utilizando todos los métodos seguros. La frontera no se puede cruzar impunemente”, afirmó Tusk.
“Son Rusia y Bielorrusia los que están detrás de este procedimiento, y (…) todo el mundo lo llama guerra híbrida. No daremos marcha atrás”, añadió el primer ministro.
(Aleksandra Krzysztoszek | Euractiv.pl)