El daño que provocan los ciberataques va más allá de la economía y las finanzas, afectando al mismo fundamentos democráticos de la UE y amenazando el funcionamiento básico de la sociedad.
Servicios esenciales y sectores críticos como el transporte, la energía, la salud y las finanzas, se han vuelto cada vez más dependientes de las tecnologías digitales. Esto, junto con el aumento de objetos físicos conectados al Internet de las cosas, puede tener consecuencias directas, entre ellas hacer de la ciberseguridad una cuestión de vida o muerte.
De los ciberataques en hospitales, provocando que pospongan procedimientos médicos urgentes, hasta ataques a las redes eléctricas y al suministro de agua: los atacantes amenazan el suministro de servicios esenciales. Y a medida que los automóviles y los hogares estén cada vez más conectados, podrían verse amenazados o explotados de formas imprevistas.
Los ciberataques, desplegados con, por ejemplo, desinformación, presión económica y ataques armados convencionales, son probando la resiliencia de Estados e instituciones democráticas, directamente dirigidas a la paz y la seguridad en la UE.
Ciberseguridad en la UE
Las empresas y organizaciones de la UE gastan significativamente menos en ciberseguridad que sus contrapartes estadounidenses. La Unión Europea ha estado trabajando para fortalecer la ciberseguridad. En mayo de 2022 Los negociadores del Parlamento y el Consejo llegaron a un acuerdo sobre la Directiva NIS2que son normas generales para reforzar la resiliencia en toda la UE.
«Necesitamos actuar y hacer que nuestras empresas, gobiernos y sociedad sean más resistentes a las operaciones cibernéticas hostiles», dijo Bart Groothuis (Renew, Países Bajos), el eurodiputado responsable de dirigir las nuevas reglas en el Parlamento.