Para los ucranianos, el Festival de la Canción de Eurovisión (ESC) siempre ha estado profundamente conectado con cuestiones y reivindicaciones políticas. Este año, la contextualización política se agudizó aún más tras la invasión rusa al país.
“En Ucrania, todo el mundo lo sabe. Tal vez no todo el mundo lo sigue, pero al menos lo saben”, explica Leonid Polishchuk, periodista ucraniano y bloguero de Eurovisión, y añade que el significado del concurso para los ucranianos es muy diferente al de otros países.
Hay una sensación de fuerte inversión por parte de la población en el representante elegido para Ucrania; la delegación del país siempre ha estado comprometida con su selección, realizando minuciosos concursos nacionales en el período previo.
Ucrania participó por primera vez en Eurovisión en 2003, y se percibió de inmediato como un evento de gran atención y, por lo tanto, una oportunidad para hacer una declaración a la comunidad mundial. Al año siguiente, la ucraniana Ruslana ganó la competencia con la canción ‘Wild Dances’..
A pesar de ser un programa de televisión formalmente apolítico destinado a conectar a las personas, según Polishchuk, el concurso de Eurovisión se ha vuelto aún más importante para los ucranianos después de la invasión rusa a gran escala de Ucrania en febrero.
Y la entrada de este año, ‘Stefania’, interpretada por Kalush Orchestra, se ha convertido en un himno de guerra y redención.
Para los ucranianos, la canción sobre la madre del líder del grupo se ha convertido en una canción sobre la patria. Eurovisión se ha convertido en algo más que un ligero alivio de las demoledoras realidades de la guerra: también es una oportunidad para llamar la atención del mundo sobre lo que está sucediendo en el país.
En los últimos meses, ‘Stefania’ ya ha ocupado los primeros lugares en las listas de música, incluso en Apple Music y Spotify, mientras que se prevé que Ucrania gane el concurso con una probabilidad extremadamente alta del 45%.
“Después de que los rusos invadieran, muchas personas comenzaron a buscarle un significado adicional. Por ejemplo, los que están tristes porque no pueden ver a su madre en este momento. Es por eso que la canción está ahora en los corazones y oídos de los ucranianos”, explicó Oleh Psiuk, líder de la Orquesta Kalush.
Muchos en las redes sociales han expresado la esperanza de que la exposición global de Kalush Orchestra resalte la situación urgente sobre el terreno en el país, como la necesidad de evacuar a los ucranianos que aún se encuentran en Azovstal en Mariupol.
Una forma ‘inusual’ de conseguir las entradas a Turín
La forma en que Kalush Orchestra tuvo la oportunidad de representar a Ucrania en el concurso subraya el tono político del compromiso del país con el evento.
Fue otra cantante ucraniana, Alina Pash, quien ganó el concurso nacional, clasificándose así para el gran evento celebrado en Turín este año.
Sin embargo, las fotos de Pash en Moscú comenzaron a circular en las redes sociales, aludiendo al hecho de que ella podría haber visitado la Crimea ocupada en 2014 a través de Rusia, lo cual es ilegal según la ley nacional.
Para despejar el tema, la cantante entregó a la emisora nacional algunos documentos. Se reveló que estos eran falsos, lo que llevó a su descalificación, ya que los candidatos que actuaron en Rusia o ingresaron ilegalmente a Crimea no pueden representar al país en Eurovisión.
Estas reglas se introdujeron después de un escándalo interno con otro artista, que supuestamente representaría a Ucrania en el Festival de la Canción de Eurovisión en 2019. Hubo protestas públicas después de que se supo que el cantante, Maruv, había actuado en Rusia, lo que provocó que el artista no fuera enviado a Tel Aviv, la ciudad anfitriona de ese año.
Más política para concurso ‘apolítico’
Una mirada retrospectiva a las ediciones anteriores del concurso de canciones revela una serie de alusiones políticas en las participaciones de Ucrania.
Por ejemplo, la entrada ganadora de Ucrania ‘1944’, interpretada por la cantante Jamala en 2016, se refería a la deportación de los tártaros de Crimea durante la Segunda Guerra Mundial, que muchos vieron como una condena apenas disimulada de la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014.
En 2007, la intérprete ucraniana Verka Serduchka también estuvo relacionada con un escándalo político, ya que la letra de su canción parecía decir «¡Rusia, adiós!». Dos años antes, en 2005, Ucrania eligió una canción clave de la revolución naranja, ‘Razom nas bahato’, como entrada.
[Edited by Gerardo Fortuna/Nathalie Weatherald]