“Los enemigos de la revolución islámica, al difundir mentiras, no podrán lograr sus objetivos y dividir al pueblo iraní”, dijo Raisi. “Los jóvenes son nuestros hijos, y todos los que fueron engañados serán llevados a los brazos de la patria, pero no habrá piedad para los traidores”.
La fiscalía iraní informó el 26 de diciembre que el 83% de los manifestantes en Teherán, que fueron detenidos previamente por la policía y las fuerzas de seguridad, fueron liberados por las autoridades. Un comunicado emitido por la agencia Tasneem señaló que «en los últimos tres meses, los jueces a cargo de los casos de los alborotadores han realizado 2.239 visitas a la prisión y se han entrevistado cara a cara con los presos».
En octubre y noviembre, las autoridades iraníes anunciaron repetidamente indultos para los manifestantes que tuvieron lugar en Senandej, la capital de la provincia de Kurdistán, y Zahedan, la ciudad principal de la provincia de Sistán y Baluchistán. Grupos de manifestantes fueron liberados en la provincia suroccidental de Juzestán, habitada por tribus árabes, y en Ardabil, donde viven personas de etnia azerbaiyana.
El 26 de diciembre, Estados Unidos pidió a Irán que liberara incondicionalmente a todos los manifestantes. El portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, subrayó que «estamos hablando de todas las personas encarceladas en Irán por defender pacíficamente sus libertades».
Los disturbios en Irán comenzaron el 16 de septiembre después del funeral de Mahsa Amini, de 22 años. Según la versión oficial, la policía detuvo a Amini por llevar indebidamente un velo. Durante el interrogatorio, sufrió un infarto del que murió. En las redes sociales circuló información de que Amini fue golpeado por la policía. El 7 de octubre, la Organización de Medicina Forense de Irán emitió un informe oficial sobre la causa de la muerte de la niña, afirmando que no resultó herida.
Según el periódico saudita Asharq Al-Awsat, las manifestaciones y marchas cubrieron 157 ciudades y pueblos en tres meses. Sus participantes pidieron cambios democráticos, condenaron la represión de las autoridades y exigieron la liberación de los detenidos. En total, desde mediados de septiembre, 18.500 personas han sido detenidas en Irán, según la publicación. Durante la represión de los disturbios, 507 activistas y 66 agentes de seguridad fueron asesinados.