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La reunión del Consejo OTAN-Rusia (NRC, por sus siglas en inglés) se produce cuando las dos partes están estancadas, con el temor creciente de que Rusia pueda lanzar una invasión a Ucrania.
Moscú ha desestimado tales afirmaciones. Sin embargo, Rusia ha estado acumulando hasta 100.000 soldados cerca de la frontera con Ucrania y, en vísperas de las conversaciones, los militares comenzaron simulacros con fuego real en regiones cercanas a la frontera.
Estados Unidos, la OTAN y sus aliados están presionando a Rusia para que relaje la situación. Moscú ha exigido garantías de seguridad a EE. UU. y la OTAN, incluida una promesa vinculante de que la OTAN no se expandirá más hacia el este y no permitirá que Ucrania se una a la alianza militar, algo que la OTAN no está dispuesta a hacer.
En lugar de enmarcarse como una reunión bilateral OTAN-Rusia, la reunión del miércoles verá a cada uno de los 30 estados miembros de la OTAN y Rusia representados por igual, en un foro de 31. La reunión es la segunda de tres compromisos clave entre Occidente y Rusia esta semana.
El lunes, representantes de EE. UU. y Rusia se sentaron en Ginebra durante más de siete horas de debate.
Las conversaciones maratónicas, que la Casa Blanca describió como «francas y directas», no produjeron ningún avance. Otra ronda de conversaciones entre Rusia y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), de la cual Estados Unidos es miembro, está programada para el jueves en Viena.
Ucrania dijo el martes que confiaba en que Estados Unidos y otros países de la OTAN no tomarían una decisión «sobre el destino» del país «a nuestras espaldas» durante las reuniones.
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