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El primer ministro español, Pedro Sánchez, ha sido criticado, incluso por miembros de su propio gobierno, por defender las acciones de las autoridades marroquíes en respuesta al intento de violación de la frontera por parte de inmigrantes en el enclave español de Melilla.
De las 2.000 personas que intentaron traspasar la frontera entre Marruecos y Melilla el viernes (24 de junio) al menos 37 han muerto, según cifras oficiales.
Pero grupos de derechos, como la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) y la ONG española Walking Borders, creen que el número de muertos es mucho mayor que el informado.
El incidente también ha generado controversia en España, ya que los videos que muestran a policías marroquíes disparando gases lacrimógenos y balas de goma y usando porras para evitar que los inmigrantes crucen a Melilla se volvieron virales.
Muchos quedaron impactados por las imágenes de la policía custodiando a decenas de inmigrantes heridos y muertos en el cruce fronterizo de Chinatown en Nador, donde 133 personas lograron llegar a España.
Un grupo de grupos de derechos marroquíes y españoles y el socio de coalición del gobernante partido socialista, Unidas Podemos, condenaron las imágenes y pidieron una investigación.
Pero Sánchez elogió el trabajo realizado por Marruecos para tratar de impedir, en coordinación con las fuerzas de seguridad españolas, el “asalto violento” en la frontera con Melilla en una rueda de prensa posterior al Consejo Europeo del viernes (24 de junio).
El incidente es el primero desde que España dio marcha atrás en su postura sobre el Sáhara Occidental y reparó las relaciones diplomáticas con Marruecos tras un disputa de un año.
