La demanda mundial de anacardos se está disparando. En todo el mundo, se consumen como refrigerios, sustitutos de los lácteos o se utilizan para cocinar. En respuesta, Kenia ha estado tratando de revitalizar el sector en la región costera de Kilifi que alguna vez alimentó a miles de personas. Pero en algunas fábricas, las mujeres enfrentan condiciones laborales peligrosas. Nuestra corresponsal Olivia Bizot informa.
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