En su opinión, Moscú puede ayudarla, ya que trabajó en una organización que cooperó con la embajada rusa en Afganistán.
Sharifa nació en Afganistán, luego su familia huyó de la guerra, primero a Uzbekistán y luego a Tayikistán. Allí se graduó de la escuela rusa número 1 y luego recibió una educación médica. En 2015, la niña regresó a Afganistán, donde, además de la práctica médica, enseñó ruso.
La niña le dijo a Gazeta.Ru que tiene todos los documentos en ruso, que ahora ha escondido; los lugareños creen que «es mejor no decir que habla ruso, ya que es peligroso».
Al mismo tiempo, un residente de Kabul señaló que Estados Unidos está ayudando a las personas que colaboraron con ellos a salir de Afganistán. “Por ejemplo, los estadounidenses sacaron a mi vecino, que trabajaba como conserje en su embajada. ¿Y qué pasará con los hablantes de ruso? » – ella dijo.
Según la niña, inmediatamente después de la llegada de los talibanes a Kabul, acudió a la embajada rusa en busca de ayuda, donde en respuesta solo aseguraron que todo estaría bien y se negaron a cooperar.
“Somos las víctimas de esta guerra. Rusia, ¡no nos dejes! » – preguntó una niña que teme por la vida de sus hijos pequeños con una oración.
* Organización prohibida en Rusia