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Si bien los compradores pueden comprometerse públicamente a boicotear los productos rusos, la realidad es que existen factores en competencia que influyen en las decisiones de compra. La brecha entre la intención y la acción puede convertirse en un abismo.
El alto costo de vida en Nueva Zelanda significa que los compradores suelen estar motivados por el precio y la conveniencia. Un comprador de Nueva Zelanda podría tener las mejores intenciones de boicotear la harina, el vodka o el aceite rusos, pero su compromiso podría verse cuestionado si esos productos son las opciones más baratas.
BOICOT CONTRA RUSIA, «COMPRAS» PARA UCRANIA
Para que un boicot sea efectivo, los consumidores deben tener los medios para hacer el sacrificio, lo que podría implicar cambiar un hábito o comprar algo que sea más caro o un poco menos conveniente.
El segundo obstáculo para un boicot efectivo es el escepticismo: los compradores pueden tener los medios para boicotear a Rusia, pero ¿creen que tendrá algún efecto? ¿Seguirá Rusia arrasando su camino hacia Ucrania independientemente de las decisiones de compra de un grupo de consumidores de Nueva Zelanda?
Los boicots son más efectivos cuando los compradores creen que su sacrificio marcará la diferencia.
Finalmente, los consumidores también deben poder identificar qué productos provienen de Rusia. Si bien las listas de redes sociales son útiles, los productos que parecen rusos pero no lo son, como la marca sueca Absolut Vodka, tienen el potencial de quedar atrapados en el boicot a los productos rusos.
A los consumidores a menudo les resulta más fácil comprometerse con las «compras» que con el boicot tradicional. Un buycott es cuando un comprador compra deliberadamente los productos de una empresa o de un país en apoyo de sus políticas. Los Buycotts son menos sacrificados y permiten a los consumidores ver resultados inmediatos.
