El titán de la tecnología está tratando de evitar una repetición de sus batallas épicas contra las autoridades antimonopolio de la UE y los EE. UU. a fines de la década de 1990 que terminaron en importantes casos judiciales y grandes multas.
En el centro de la controversia se encuentra una decisión de 2019 que encareció el acceso de las empresas en la nube a Office 365 de Microsoft cuando se ejecutaban en centros de datos operados por rivales, como Amazon o Alibaba.
Las empresas europeas de la nube se quejaron ante la Comisión Europea, el regulador antimonopolio de la UE, acusando a Microsoft de limitar las opciones de los clientes.
También dijeron que la experiencia del usuario empeoró y que existen incompatibilidades con otros productos de Microsoft cuando no se ejecutan en Azure, el propio sistema operativo de datos de la empresa.
«Simplemente estamos cambiando los términos de la licencia para que, en el fondo, los proveedores de la nube con sede en Europa puedan ejecutar el software de Microsoft de la misma manera que lo hace Microsoft», dijo el presidente de la compañía, Brad Smith, a los periodistas en Bruselas.
Smith insistió en que los cambios fueron un «primer paso» y que «probablemente tengamos algunas cosas más que debemos hacer».
Microsoft acumuló a lo largo de los años multas de 1.600 millones de euros en Bruselas por prácticas anticompetitivas relacionadas con su navegador Internet Explorer, el sistema operativo Windows y las normas de licencia de software.
La empresa con sede en el estado de Redmond, Washington, también es objeto de una queja anterior de 2021 ante la Comisión Europea por parte de un conjunto diferente de empresas lideradas por la Nextcloud alemana.
Denunciaron la «integración cada vez más fuerte» de los servicios en la nube de Microsoft, que según dijeron complicaba el desarrollo de ofertas competidoras.