Funcionarios rusos dicen que el presidente Vladimir Putin está abierto a proporcionar granos a las naciones africanas en desarrollo para garantizar la seguridad alimentaria, a pesar del fin de una Iniciativa del Mar Negro que aseguró que las exportaciones continuaran en medio del conflicto entre Rusia y Ucrania.
El viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Ryabkov, dijo a los periodistas el sábado que Moscú encontrará la manera de entregar granos y fertilizantes a las naciones necesitadas. “Y no seremos obstaculizados por las intrigas de nuestros oponentes”, agregó, refiriéndose a la condena de la Naciones Unidasla Unión Europea y otros lugares de Occidente por el fracaso del Mar Negro.
“No hay nada aquí de lo que no hayamos advertido tanto a la ONU, su liderazgo y nuestros socios extranjeros durante muchos meses”, dijo Ryabkov, refiriéndose a la suspensión del acuerdo. TASS.
El ministerio también dejó en claro que la mayor parte del grano ucraniano enviado bajo el acuerdo del Mar Negro fue a Europa, no a África ni al mundo en desarrollo. Apenas 922.000 toneladas, o el 2,8% del grano total exportado en un año, se destinaron a “países necesitados”.
Esas naciones incluyen a Etiopía, Sudán y Somalia, dijo el ministerio. Y Malawi y Kenia fueron los únicos que recibieron fertilizantes rusos enviados desde puertos europeos debido a las sanciones y bloqueos iniciados por Occidente.
“Si las capitales occidentales realmente valoran la iniciativa del Mar Negro, entonces que piensen seriamente en cumplir con sus obligaciones y en la retirada real de los fertilizantes y alimentos rusos de las sanciones”, dijo el ministerio ruso en un comunicado. declaración.
La producción de cereales de Ucrania no está totalmente limitada por disputas de iniciativa, como la del oleoducto de amoníaco dañado Togliatti-Odessa. El Sistema de Información del Mercado Agrícola, formado por agencias globales, incluido el Banco Mundial y el Programa Mundial de Alimentos, advierte sobre interrupciones adicionales debido a la destrucción de la represa Kakhovka en el sureste de Ucrania. Se espera que los impactos se extiendan más allá de 2023.
Imagen: archivo UNOCHA