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Con el Departamento del Tesoro advirtiendo que el gobierno de EE.UU. podría quedarse sin dinero el 1 de junio – desencadenando una perturbación económica masiva en la economía más grande del mundo y probablemente en todo el mundo – la batalla política en Washington ha oscilado sin ninguna señal clara de resolución.
Los republicanos, que controlan la Cámara de Representantes, exigen fuertes recortes presupuestarios como precio por permitir una extensión de la autoridad de endeudamiento del gobierno.
La Casa Blanca está tratando de reducir esas demandas, al tiempo que argumenta que el aumento anual del techo de la deuda, tradicionalmente incontrovertible, se está utilizando como arma para obtener ganancias políticas.
Las esperanzas de un acuerdo se vieron afectadas el viernes cuando los republicanos abandonaron las negociaciones y declararon una «pausa».
Sin embargo, las conversaciones se habían reiniciado horas después, lo que llevó a Jean-Pierre a decir que «realmente somos optimistas».
Biden, quien expresó su voluntad de ser paciente y dijo que no estaba preocupado, parte de Japón hacia Washington el domingo, acortando un viaje que lo llevaría a Papúa Nueva Guinea y Australia la próxima semana.
El gobierno de EE. UU. requiere más préstamos solo para cubrir los gastos ya realizados, lo que significa que si no se llega a un acuerdo para elevar el techo de la deuda, Washington no podrá pagar sus cuentas, lo que desencadenará una serie de ondas de choque económicas.
«Estamos haciendo 0 demandas para evitar el incumplimiento. Ustedes son los únicos que tienen un rehén», tuiteó el portavoz de la Casa Blanca, Andrew Bates, el sábado por la noche, acusando a los republicanos de buscar desencadenar una recesión.
