Al menos 32 personas han muerto en la reanudación de los combates en Trípoli, lo que pone fin a la paz relativa que se ha mantenido durante los últimos dos años y señala el colapso de un proceso político que no ha acercado a Libia a elecciones postergadas durante mucho tiempo y a un estado unificado.
El Ministerio de Salud de Libia, citado por al-jazeera, dijo que al menos otras 159 personas resultaron heridas. Los trabajadores de emergencia seguían intentando evacuar a las personas atrapadas en las zonas afectadas por enfrentamientos entre grupos armados alineados con Abdul Hamid al-Dbeibeh y el Gobierno de Unidad Nacional, o el gobierno oriental de Fathi Bashagha.
Al-Dbeibeh planeaba dirigirse al pueblo libio el domingo por la noche, según un comunicado de GNU.
“Lo que sucedió en la capital libia, Trípoli, fue una traición y una traición” de las negociaciones para “evitar que la capital se derramara sangre y violencia”, dijo el GNU. “Condenamos este tipo de actos en zonas densamente pobladas de la capital”.
Los líderes de GNU han estado trabajando en un plan de seguridad para las elecciones previstas para este año, pero no se ha fijado una fecha. Las elecciones, originalmente programadas para 2018, fueron interrumpidas por la campaña militar de Khalifa Haftar cuando el Ejército Nacional de Libia atacó Trípoli, y desde entonces aún no se ha logrado la estabilidad necesaria para ellas.
Funcionarios de las Naciones Unidas, junto con otros líderes internacionales, han pedido un alto el fuego inmediato. El secretario general de la ONU, António Guterres, en un comunicado emitido a través del portavoz Stéphane Dujarric, dijo que “instó a las partes libias a entablar un diálogo genuino para abordar el estancamiento político en curso y no usar la fuerza para resolver sus diferencias”.
La misión de la ONU en Libia, dirigida por el jefe interino de la UNSMIL, Raisedon Zenenga, dijo que era “imperativo que todas las partes también se abstuvieran de utilizar cualquier forma de discurso de odio e incitación a la violencia”.